miércoles, 30 de marzo de 2016

El canto del pájaro


"El pájaro no canta porque tiene una respuesta. Canta porque tiene una canción"

(Proverbio chino)




Los proverbios reflejan la sabiduría de un pueblo y de una cultura. Expresan sinteticamente lo que un pueblo aprendió de la vida, lo que la experiencia de muchos enseñó. Muchas veces expresan la experiencia de la divinidad y de los valores eternos del ser humano.
Todos los textos sagrados de todas las tradiciones religiosas están siempre adornados con proverbios y refranes.

El proverbio de hoy nos invita a vivir uno de los ejes de nuestra fe: la gratuidad. La naturaleza nos enseña a menudo la belleza de la gratuidad: basta estar atentos.

Todo en la creación es gratuidad. Parece que Dios puso la gratuidad en el corazón de cada cosa. Todo es expresión de gratuidad.

El pájaro canta porque tiene una canción. Canta y nos regala su canto. No tiene una respuesta a los problemas de su vida y los problemas del mundo. Tiene una canción y canta.
No tiene respuesta para la violencia y la crisis económica. No tiene respuesta al por qué le destruyen el nido o al hondazo del niño. No tiene respuesta al gato que lo atrapa. Tiene una canción. Y canta.

Así nuestra vida: las respuestas que podamos dar son muy reducidas y muchas veces nos quedamos sin respuestas. Pero podemos cantar. Podemos ofrecer la gratuidad de una vida, de un gesto, de una sonrisa. Podemos ofrecer nuestro amor.
¿Cuál es tu canción? ¿Cómo expresas la gratuidad?

Viviendo esta sabia espontaneidad nos alejaremos de una vida aburrida y calculadora y nos abriremos al infinito.
Toda nuestra vida será un canto. Y ocurrirá el milagro: nos daremos cuenta que la gratuidad del amor encierra todas las respuestas.

El canto del pájaro es, en realidad, la única respuesta válida.




domingo, 27 de marzo de 2016

Pascua e macachin


Me fascina el macachin (nombre científico: "oxalis articulada"). Flor silvestre. Sencilla. Generalmente rosada o amarilla. Perfecta en su sencillez. Sabe colorear maravillosamente grandes porciones de pradera. Es frágil y delicado el macachin: siempre acompañado por muchos hermanos a veces anda solito y la gente lo pisa sin cuidado. Disfruta de las pisadas sonrientes de los niños jugando con la pelota.

Para mi este año es el anuncio y el símbolo de la Pascua de Cristo. Pascua de Cristo que es tu Pascua, mi Pascua, nuestra Pascua. La Pascua del Universo.

Florece y florece el macachin. No se detiene a pesar de los atentados terroristas, de la violencia, de nuestro estupido egoismo, de la superficialidad de la televisión, del fanatismo del futbol, del acercarse de la muerte.
Florece el macachin. Florece a pesar de la corrupción de los gobiernos y de la plata gastada inútilmente cuando todavía hoy, 2016, queda el absurdo del hambre. Florece a pesar de las dictaduras políticas y económicas, florece a pesar del trabajo infantil y los abusos sexuales.

¿Piensan acaso que el macachin no sabe de todo eso? Sabe y sabe muy bien. Y sigue floreciendo.

Florece a pesar de tus enojos y tus tristezas.
Florece a pesar que en la iglesia siguen habiendo cristianos pesimistas, que solo saben ver un mundo a la deriva. Sigue floreciendo a pesar que tantos curas celebran la Eucaristía con cara de funeral y que muchos obispos solo se preocupan por defender la doctrina y sus privilegios.
Sabe todo esto el macachin y sigue regalando sus colores, su frescura, su alegría.

Hasta que florezca el último macachin seguiré mirándole a él y encontraré ahí y solo ahí el sentido de la vida. 
Hasta que florezca el último macachin seguiré afirmando la Pascua.
Seguiré obstinado creyendo en el Amor. Pido disculpas a los vendedores de mal llamado “realismo”. 


Hasta que florezca el último macachin seguiré creyendo que su único y último florecer sea más real que todo el odio del mundo.
Pido disculpas a los pesimistas, los tristes, los amargados, los profetas de desventuras y los fabricantes de muerte.

No es que no quiera ver el dolor del mundo. No soy tan ingenuo y tan naif. Lo veo, me duele, lo asumo y todo mi ser, lo admito, a veces tiembla. Lo veo y veo más allá, veo adentro mismo del dolor y descubro amor, descubro al Dios involucrado y amante. 

Amo al Cristo y amo demasiado al macachin para no saber que ahí se esconde el Misterio: en su secreta complicidad.

Me ama tanto el macachin que descubro en su florecer el único secreto que vale la pena traicionar: siempre es Pascua. Solo existe la Pascua.

sábado, 26 de marzo de 2016

El Gran Silencio

Queridos amigos les comparto un texto que desde años me acompaña y me gusta mucho. Es una antigua homilia sobre el Sábado Santo. Un texto anonimo, tal vez para que cada cual lo sienta propio. Buena lectura. Buena meditación. Mañana los augurios de Pascua.


“¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una
gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida, porque Dios se ha dormido en la carne y ha despertado a los que dormían
desde antiguo. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo.
Va a buscar a nuestro primer padre como si éste fuera la oveja perdida. Quiere visitara los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Él, que es al mismo tiempo Dios e
Hijo de Dios, va a librar de sus prisiones y de sus dolores a Adán y a Eva.
El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al
verlo, nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: «Mi Señor esté con todos.» Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: «Y con tu
espíritu.» Y, tomándolo por la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes,
levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.
Yo soy tu Dios, que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y
ahora te digo que tengo el poder de anunciar a los que están encadenados: "Salid", y a
los que se encuentran en las tinieblas: "iluminaos", y a los que duermen: "Levantaos."
A ti te mando: Despierta, tú que duermes, pues no te creé para que permanezcas
cautivo en el abismo; levántate de entre los muertos, pues yo soy la vida de los muertos.
Levántate, obra de mis manos; levántate, imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate,
salgamos de aquí, porque tú en mí, y yo en ti, formamos una sola e indivisible persona.
Por ti, yo, tu Dios, me he hecho tu hijo; por ti, yo, tu Señor, he revestido tu condición
servil; por ti, yo, que estoy sobre los cielos, he venido a la tierra y he bajado al abismo;
por ti, me he hecho hombre, semejante a un inválido que tiene su cama entre los
muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto, he sido entregado a los judíos en el
huerto, y en el huerto he sido crucificado.
Contempla los salivazos de mi cara, que he soportado para devolverte tu primer aliento
de vida; contempla los golpes de mis mejillas, que he soportado para reformar, de acuerdo
con mi imagen, tu imagen deformada; contempla los azotes en mis espaldas, que he
aceptado para aliviarte del peso de los pecados, que habían sido cargados sobre tu
espalda; contempla los clavos que me han sujetado fuertemente al madero, pues los he
aceptado por ti, que maliciosamente extendiste una mano al árbol prohibido.
Dormí en la cruz, y la lanza atravesó m¡ costado, por ti, que en el paraíso dormiste, y
de tu costado diste origen a Eva. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te saca
del sueño del abismo. Mi lanza eliminó aquella espada que te amenazaba en el paraíso.
Levántate, salgamos de aquí. El enemigo te sacó del paraíso; yo te coloco no ya en el
paraíso, sino en el trono celeste. Te prohibí que comieras del árbol de la vida, que no era
sino imagen del verdadero árbol; yo soy el verdadero árbol, yo, que soy la vida y que
estoy unido a ti. Coloqué un querubín que fielmente te vigilara; ahora te concedo que el
querubín, reconociendo tu dignidad, te sirva.
El trono de los querubines está a punto, los portadores atentos y preparados, el tálamo
construido, los alimentos prestos; se han embellecido los eternos tabernáculos y moradas,
han sido abiertos los tesoros de todos los bienes, y el reino de los cielos está preparado
desde toda la eternidad.”

miércoles, 23 de marzo de 2016

Más y menos



"El hombre es infinitamente más de lo que piensa, aunque mucho menos de lo que se cree."

Halil Bárcena


Halil Bárcena, experto en espiritualidad sufí, nos regala esta perla comentando un texto de Rumi.
En realidad es una comprensión que podríamos aplicar tranquilamente a todas las grandes tradiciones espirituales. 

La verdad, venga de quien venga y se exprese como se exprese, es siempre verdad. Y sabemos que algo es verdadero porque nos alimenta y nos regala paz y luz. 
Aconsejo tomarse un tiempo de silencio y contemplación para rumiar esta frase: su verdad la atrapamos intuitivamente, no conceptualmente.  Es esencial: la verdad, sobre todo la verdad existencial, se intuye, no se explica.

Esta frase provocadora nos invita a ser prudentes y profundos para poder comprenderla cabalmente y así poder vivirla. Es cuestión de matices, pero a menudo un matiz transforma todo, como el lugar adonde ponemos una coma o un punto puede cambiar radicalmente el sentido de una frase.

Central es comprender la distinción entre "pensamiento" y "creencia".
El pensamiento en general surge solo y solo se va y depende en gran medida de nuestra cultura, educación y heridas emocionales.
La creencia es un pensamiento que quedó congelado por el ego.
El ego es el mecanismo psicológico por excelencia que quiere darnos una identidad fuerte a partir de la identificación con realidades ilusorias y pasajeras (nombre, rol, profesión, bienes, etcétera).
Cuando quedamos atrapados en el pensamiento percibimos que somos "poca cosa" y en seguida nos aferramos a esta "poca cosa" dandole un fuerte sentido de identidad: la "poca cosa" que hemos pensado se transformó en nuestro "yo" omnipotente.

En general nos movemos en la existencia entre estos dos opuestos: una bajísima autoestima y un deseo ilusorio de omnipotencia.
Cuando nuestro pensamiento queda más o menos libre de nuestro ego percibimos todas nuestras limitaciones y fragilidad. Cuando el ego toma la delantera nos creemos omnipotentes.

En los dos casos hemos perdido conexión con nuestra verdadera identidad. Lo que somos va más allá de lo que pensamos y trasciende la ilusión del ego.

El camino espiritual consiste justamente en eso y solo en eso: descubrir nuestra autentica identidad y vivirnos desde ahí.

Descubierto eso seremos libres de los peligros de los opuestos: baja autoestima y omnipotencia.
Nos viviremos desde lo que somos: amor. Amor infinito y eterno que se está expresando momentáneamente en nuestra efímera existencia. 







martes, 22 de marzo de 2016

Página en blanco



“El rostro de una madre es para su hijo su primer libro ilustrado. Mi madre tenía un rostro de pan bueno y me gustaba, cuando me subía del suelo y me llevaba a la altura de sus ojos, repiquetear con mis dedos gorditos de niño de tres años la miga de sus claras mejillas. Algo más tarde, cuando empecé a escribir, alrededor de los seis o siete años, me divertía a dibujar con los dedos algunas palabras sobre sus mejillas. Ella cerraba los ojos, me dejaba hacer, después, sin equivocarse nunca, decía en voz alta la palabra que recién había apoyado sobre su carne: agua, fuego, tierra, luna. Así ella, cuya paciencia me había educado a lo eterno, se convirtió en mi primera página en blanco.”

Christian Bobin



Compartimos hoy este hermoso y sugestivo texto del escritor francés Christian Bobin. El estilo de Bobin es muy característico: su prosa huele siempre a poesía. Tal vez para decirnos que también nuestra prosa, nuestra vida cotidiana, puede oler a poesía, a un amor extraordinario. 

Me detengo en lo que a mí me llamó más la atención: "la página en blanco."
Tal vez es una de las experiencias básicas de la vida, experiencia que funda y sostiene: encontrar una página en blanco para poder expresarnos en total libertad y confianza. 
Una página en blanco te recibe y te recibe siempre. No te juzga, sino que acepta tus trazos, trazos a veces feos o erróneos. 
Una página en blanco sabe que estás aprendiendo y no le importan las correcciones o los borrones. 
Una página en blanco siempre está ahí, esperándote. 
Una página en blanco siempre vive enamorada de tus palabras, cualquier cosa expresen.

Seguramente cada cual encontró una página en blanco en su vida, o más páginas: puede ser hoy el momento para agradecer y nombrar estas páginas.

María de Nazaret fue la página en blanco para Jesús y tal vez nadie como María vivió tan profundamente su vocación de página en blanco: tanto que Dios pudo escribir en ella la Palabra. 

Podemos también preguntarnos para quien en especial queremos ser página en blanco. También es nuestra vocación, nuestro llamado. El llamado universal siempre se concretiza y toma un rostro concreto: ¿para quien eres página en blanco?

Terminamos con la Página más bella y más blanca, la Gran Página que siempre está. Página siempre nueva, siempre pronta. Una Página especial en la cual todas las páginas y las palabras entran y se entretienen.
Una Página que todo sabe transformar en poesía.
Encontrarla te permitirá expresarte en total libertad y confianza y hará de tu vida un poema.



domingo, 20 de marzo de 2016

Lucas 22, 66a - 23, 1b-49.



Domingo de ramos: empieza otra Semana Santa. 
¿Será como el 2015 o el 2014?
Otra Semana Santa. Otro riesgo de vivir las realidades más hondas como una rutina. 

Se acostumbra a todo el ser humano. Normal y terrible a la vez.
Nos acostumbramos a la persona que amamos, a la luz de sus ojos y a su voz.
Nos acostumbramos a la sonrisa de nuestro hijo, a nuestro trabajo, a nuestras amistades.
Nos acostumbramos a ver la luz del sol y al florecer del ciruelo.
Nos acostumbramos a decir "te amo" y al sabor del tomate.
Obviamente nos acostumbramos a Dios, al mirar al Crucificado y a escuchar el evangelio.

La iglesia en el domingo de ramos nos propone el relato entero de la Pasión de Jesús. Quiere abrirnos una ventana de luz sobre este semana. En un relámpago se nos muestra condensada la profundidad de un amor.
Hasta al amor nos acostumbramos. Hasta al amor del Cristo en su Pasión.
Yo no quiero hermanos acostumbrarme al amor. No quiero acostumbrarme al escándalo de la Cruz y al sepulcro vacío.
Quiero ver cada instante como realmente es: nuevo, fresco, eterno.

¿Será otra Semana Santa que no producirá ningún fruto de amor renovado, de luz, de alegría?
¿Cómo hacer para que esta, esta única Semana Santa, sea realmente transformadora?
No hay recetas. Lo sé de sobra. 
Hay una actitud. Descubre todas tus cartas. No te quedes con algunas cartas guardadas como hacen los jugadores para ganar los partidos.
Juégatela. Entrega todo. En el amor no hay medias tintas. O todo o nada.
Poné todas tus cartas arriba de la mesa. Dios ya las conoce pero espera tu transparencia, tu entrega, tu coraje, tu disponibilidad.
Desnudo frente al amor, el amor te transformará.
Entonces todo será nuevo. Todo será luz. Todo será Cristo.
Será esta única y verdadera Semana Santa.


viernes, 18 de marzo de 2016

Sonrisa eterna



Sonreír es tal vez el lenguaje humano más universal y más comprendido. 
La sonrisa anula distancias y nos conduce hacia nuestra verdadera casa: la unidad que todo sostiene.
En la sonrisa nos encontramos y nos entendemos y ya no hay niño ni viejo, como sugiere la hermosa foto que acompaña esta reflexión.
La sonrisa tiene el misterioso poder de devolvernos a nuestro centro y descubrir la paz.
La sonrisa alivia el dolor y la angustia y nos hace entrever y vislumbrar el rostro de Dios. 

Sonreímos cuando somos felices pero la sonrisa tiene un poder milagroso: sonreír nos hace descubrir la felicidad. 
Aunque no lo sientas y no tengas ganas, sonríe: la sonrisa te tomara de la mano y te llevará a casa.

Tendríamos que sonreír más y hacer de nuestra sonrisa un hermoso regalo para nuestros hermanos.
Cuando nuestra sonrisa es autentica trascendemos nuestra individualidad y nos encontramos en la común identidad. Nos encontramos en el Océano del Amor.
Ya no existe "tu" y "yo". Solo hay sonrisa. Solo existe el acto de sonreír.
Y todo como por milagro se transforma en un reflejo de la eterna sonrisa que Dios te está dirigiendo en este preciso instante.


jueves, 17 de marzo de 2016

La raíz te sostiene

"Recuerda que no eres tú quien mantiene a la raíz, sino la raíz a ti."


Rom 11,18



Esta mañana me encontré con esta frase de San Pablo en la carta a los romanos. Un buen recordatorio para empezar el día bien rumbeado. San Pablo en el capítulo 11 de su carta a los romanos trata el tema de la novedad de la fe cristiana en relación al pueblo de Israel y reconoce en la fe de Israel la raíz de la fe cristiana. 

Todos tenemos una raíz y todo tiene una raíz. Es importante reconocerlo y asumirlo. Nos evitará caer en el orgullo y la superficialidad. 
En nuestro caminar histórico nada ni nadie brota desde la nada. Reconocer nuestra raíz es fuente de sabiduría y agradecimiento.

Podemos hacer un paso más y leer el recordatorio de Pablo en clave más personal y más honda.

¿Cuál es la raíz que sostiene mi vida? ¿La encontré?
Nuestra raíz más honda no es la raíz histórica y existencial. Hay algo más, hay una raíz más importante, central, única. Una raíz que alimenta y mantiene nuestra vida y nuestro aliento vital.

Ahí tiene que llevarnos la búsqueda espiritual. Desde ahí tenemos  que vivirnos. Ahí que tomar nuestra savia.

Todas las demás raíces se podrán secar. Esta no. Es una raíz eterna.
Esta raíz es lo que nos define, es la raíz común de todo lo que existe.
Es Dios en ti, es el lugar donde ya no hay dos, donde humanidad y divinidad son la doble cara de la misma medalla.
Esta raíz es lo mejor de ti, es el lugar sin lugar donde Dios continuamente dice su nombre: el tuyo.

Recuerda esta raíz. Buscala. Está siempre mucho más cerca de lo que puedas imaginar.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Jarra llena de belleza


"Has de saber, amigo mío, que todo en el universo es una jarra llena hasta los bordes de sabiduría y belleza"

Rumi


La belleza del mundo es la belleza divina. La belleza infinita e inabarcable de Dios se manifiesta en el mundo, y no solo en los grandes fenómenos de la creación que nos dejan sin aliento.
La belleza de Dios se manifiesta en todo, como nos sugiere Rumi.
Entre mundo y Dios no hay separación: ahí esta la clave que todos los místicos nos invitan a tomar para abrir las puertas de la contemplación.

Desde el aliento más sutil y desde la flor silvestre, desde el morir del último pajarito y desde el susurrar del viento, desde un sentimiento no reconocido hasta una mirada: Dios se está manifestando y expresando. Y en este expresarse de Dios hay desborde de sabiduría y belleza. Hasta en la noche más oscura brilla una belleza insospechada y asombrosa.

Muchas veces lo sabemos o lo intuimos. Otras ni nos damos cuenta, perdidos como estamos en la superficie y en nuestro egoísmo. 

Saberlo o intuirlo no alcanzan para nuestro deseo de plenitud: hay que vivirlo.
Acá se centra todo el camino espiritual como tantas veces hemos dicho: no alcanza saber que en la muerte del último pajarito se esconde una imponente fuente de sabiduría y belleza. No alcanza saberlo: hay que serlo. Tiene que ser vida. Vida de tu vida. Hay que sentirlo en las venas. Hay que dejar que todo esto fluya en tu ser. Hay que volverse muerte y pajarito. Dejar de lado el "yo" para experimentarse Uno con la experiencia que estamos viviendo. 
Este es el camino que el camino místico nos propone: ser uno con la vida. Ser uno con Dios que en este instante se está volcando en la creación dejando la jarra llena de sabiduría y belleza.

No te quedes encerrado en el pensamiento. Déjate ser con la vida y le belleza. Deja que Dios te viva.
En este preciso momento se te abrirán los ojos y verás la jarra desbordando belleza. Jesús lo afirma de esta manera:
"Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante" (Lc 6, 38).






domingo, 13 de marzo de 2016

Juan 8, 1-11




El texto de hoy, muy conocido, no es original de Juan. Es un texto tardío que se incorporó más tarde. Los estudiosos lo atribuyen, por el estilo y el lenguaje, al entorno del evangelista Lucas. 

De todas formas la iglesia lo considera inspirado y entró a formar parte del evangelio de Juan.

El texto contrapone la actitud de los escribas y fariseos a la actitud de Jesús. 
Los escribas y fariseos siguiendo la mentalidad de la época son esclavos del machismo: el adulterio es un hecho de a dos. ¿Por qué solo se condena a la mujer? 
También denotan una actitud hipócrita: condenan el pecado de los demás sin darse cuenta del propio.
La actitud hipócrita es, tal vez, la actitud que Jesús más rechaza y cuestiona. 
La hipocresía, en general, afecta a los que tienen cierta autoridad y ciertos privilegios, especialmente en ámbito religioso. 
Se cree que por tener autoridad se posea también la verdad y el derecho de condenar a los demás. Hoy en día puede pasar y sigue pasando, lamentablemente, en algunos casos. Y lo peor es que, ayer como hoy, se "usa" a Dios como respaldo para todo eso.

Jesús cuestiona todas estas actitudes y las condenas con su estilo original, fuerte y delicado a la vez. Escribe en el suelo con el dedo: entrar en la polémica no sirve. Discutir sobre la luz con quien está ciego es inútil: ¡más interesante es escribir en el suelo!

Cuando la mujer queda sola Jesús le revela la única luz que nos devuelve a nosotros mismos y a nuestra identidad: el perdón. 
Hay cosas que solo se iluminan en la intimidad.
Experimentar el perdón, una y otra vez, es experimentar nuestra identidad más profunda: amor continuamente regalado y engendrado. 
Por eso el perdón nos hace nuevos y renueva todas las cosas.

viernes, 11 de marzo de 2016

Dios solo, solo Dios.



"¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros
y no se preocupan
por la gloria que viene sólo de Dios?"


Juan 5, 44


Esta mañana quiero retomar un versículo del texto evangélico que hemos leído en la liturgia de ayer.
Los estudiosos y biblistas nos dicen que la gloria es la visibilidad del amor de Dios. El amor se hace visible: esta es gloria. 
Tal vez la mejor y más hermosa definición la sugirió San Ireneo de Lyon en el siglo II: "la gloria de Dios es el hombre viviente". La gloria de Dios es el hombre que vive plenamente su humanidad, el hombre feliz y creativo, el hombre que disfruta de la creación y que vive en el amor.
Ireneo ya había visto bien y relaciona la gloria de Dios con la plenitud humana.
Vuelve la tajante palabra de Jesús:  

Me parece brillante y tenemos tantas experiencias cotidianas. Cuando el amor triunfa y se ve hablamos de gloria: "un glorioso final", "terminó en gloria".
Con el pasar del tiempo hemos perdido el camino y hemos reducido la gloria de Dios a algo ritual y puramente exterior o devocional: ofrecer oraciones o penitencias a la divinidad. 

Jesús relaciona la fe con la gloria de Dios y nos dice que un camino de fe es posible cuando descubrimos esta gloria.
Nos podemos preguntar: ¿qué es la "gloria de Dios"?
Tanto se ha dicho y tanto se ha escrito sobre el tema.
También y peor aún hemos caído en la exterioridad y superficialidad y no sabiendo descubrir la belleza de Dios en la plenitud humana nos hemos inventado toda clase de ridículas glorias expresadas en privilegios, títulos, edificaciones. La iglesia también ha caído en eso: "eminencia", "excelentísimo", "monseñor"... vestimentas anacrónicas,  sillas especiales, tronos, lugares de honor, burocracia.

"¿Cómo es posible que crean, 
ustedes que se glorifican unos a otros 
y no se preocupan 
por la gloria que viene sólo de Dios?"


El cambio de época y la crisis de fe tiene que ver también con todo eso en mi manera de ver. 
El testimonio de la gloria de Dios pasa por saber descubrir, valorar y proponer la Presencia misma del divino en lo humano. Descubierto el Amor a la raíz de todo lo que existe se nos regala la posibilidad de vivir en plenitud nuestra humanidad. 
Viviendo en plenitud nuestra humanidad expresaremos también a Dios y la divinidad brillará en este mundo: será Gloria. 


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