domingo, 24 de abril de 2016

Juan 13, 31-33a.34-35




El evangelio de hoy nos habla de la glorificación de Jesús y del mandamiento nuevo, el único mandamiento de Jesús: el amor.
También el tema de la gloria de Dios y de la glorificación de Jesús van en el mismo sentido: la gloria de Dios es su amor hecho visible, hecho historia, hecho vida. La glorificación de Jesús - su muerte y resurrección - es justamente la máxima manifestación del Amor. "Dar gloria a Dios" entonces no es cuestión de culto sino es dar visibilidad al amor. 

Todo se centra en el amor. El mensaje de Jesús, su vida, su muerte, su resurreción. El evangelio de Juan lo reitera y lo anuncia con fuerza y con pasión. Juan es el evangelista del amor. 

¿Nos perdimos algo los cristianos? ¿Se perdió un poco la iglesia?

Todas las instituciones, por más santas y sagradas que son o se crean, con el paso del tiempo van perdiendo el eje y la razón por las cuales nacieron. La vocación primera pierde su pureza.

Hay que recuperarla, una y otra vez.
Todo lo que la iglesia anuncia y vive, todas sus reglas y sus ritos tiene un solo y único fin: hacernos descubrir el Amor y vivir desde este Amor.
Toda la vida del cristiano y de la comunidad cristiana gira alrededor de eso. Todo lo demás es accessorio y cobra su sentido y valor solo a partir del amor. 

El amor es la única señal que distingue a los cristianos: "la señal por la que conocerán que son mis discípulos será que se amen los unos a los otros" (Jn 13, 35).

El único mandamiento: el amor.

¿Por qué nos cuesta tanto comprenderlo y vivirlo?

En primer lugar por nuestras heridas emocionales no asumidas y sanadas. Es el proceso humano inevitable que a nadie en este mundo es ahorrado. Todos los grandes santos tuvieron que hacer este proceso de sanación...¿y nosotros que? Mira a la cara tus heridas y tu dolor y deja que el amor sane.

En segundo lugar porque estamos dominados por nuestro ego, con sus deseos y sus necesidades ocultas y menos ocultas. Toda la vida gira alrededor del "yo": si no salimos de esta trampa el aprendizaje del amor se hace cuesta arriba.

Pero hay una razón más radical: porque creemos que el amor es una conquista y un esfuerzo.
En realidad el amor es lo que somos. Somos amor. 
Descubrir eso, tocarlo con mano propia, verlo con la luz interior es la clave de la transformación y de la paz.
Cuando nos experimentamos como amor lo único que podemos hacer es amar: vivir lo que somos. Claramente a partir de nuestra existencia limitada y por ende con nuestros defectos y limites.
Pero ya la vida no será la misma.

Termino citando unas lindas palabras de José María Castillo:
"El amor no es solamente, y por supuesto, una atracción corporal. Como tampoco es solamente una idealización poética o utópica. El amor es una fuerza. Es la fuerza que verdaderamente mueve al mundo. Porque entraña una energía que se contagia, que moviliza al ser humano entero y que le da una capacidad de aguante, de resistencia, de búsqueda, de libertad y de audacia que aún no podemos ni imaginar. Por eso Jesús fue tan genial. Y en esto radica la genialidad de quienes siguen a Jesús. Esto es la fuerza del Evangelio".

Porque tu eres Amor.





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