martes, 5 de abril de 2016

Se expande la luz

"Cuanto más se expande la luz, más pone de manifiesto nuestras zonas de sombra"

Khaled Bentounès






Uno de los signos de que estamos caminando y creciendo en el camino espiritual es la capacidad de ver y asumir nuestras sombras y las de los demás.
Se afina nuestra visión. Nuestro ver se hace penetrante y lucido.
Todos los maestros espirituales siempre han sabido que el ser humano es una maravillosa mezcla de luz y sombra y que el intento de arrancar la sombra está destinado al fracaso.
En los tiempos modernos la psicología lo confirmó claramente, especialmente con el aporte de Carl Gustav Jung.
Las sombras hacen parte de la creación y del juego de amor de los opuestos en el cual la realidad se manifiesta: noche y día, alegría y dolor, frío y calor, tristeza y alegría, etcétera....
Parece que Dios quiso elegir esta manera para expresarse hacia afuera, en la creación y como creación.
Intentar evitar uno de los opuestos es ir en contra de las leyes del Universo, que podemos resumir en la ley del amor.
No tenemos que evitar, sino reconocer y trascender. Este es el camino espiritual.
En nuestro caso especifico de hoy significa reconocer, aceptar y trascender nuestras sombras: limites, heridas, pecados.
Es interesante que cuanto más nos dejamos transfigurar por la luz más logramos ver nuestras sombras. Es lo que todos los santos experimentaron y expresaron: en su avanzar por la santidad se sentían cada vez más pecadores.

Cuanta más luz más sombra parecería. En realidad el camino llevará a comprender y experimentar que hay un lugar sin lugar, más allá de luz y sombra, el lugar de nuestra identidad más profunda, donde se origina toda luz y toda sombra. 
Mientras peregrinamos hacia ese lugar el camino pasa por crecer en la luz para abarcar cuantas más sombras en nosotros y los demás: sombras reconocidas y amadas. 
Es el camino de la humildad, de la paz, del amor.

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